EL, DÍA A DÍA
Se aviva el reloj. Recordando cada día que estamos sometidos a una tensión sin control; masticando sin aliento, problemas que no se le quieren ver solución.
Por la calle o en el bus; entre los primeros rayos de sol, se entrecruzan los frecuentes pensamientos de la gente.
Prisas y compuestas ocupaciones. Enojos embriagados de insalubre polución.
Los actos indulgentes, se velan en el ambiente. Imperando el agravio de todos aquellos individuos, que les parece poco relevante su prójimo semejante; narcisistas de su mente.
Enardecen sigilosos murmullos, cuando se cierne la noche. Sonrisas y clamores. Insultos y sinrazones, a jóvenes maltratadas.
Viejas almas que expiran; dando paso a alientos infantes. Regalando a su madre, sus primeros lamentos.
Y el destino es testigo que siempre amanece;
Aún persisten los abrazos, los te quiero y los anhelos. De los niños, su ternura. Aún existe el galante, que cede su asiento a alguien.
A pesar de todos los males; perdurará eternamente, el amor y el día., después de la noche
Antonio del castillo. 2017
Escribir comentario